martes, 1 de septiembre de 2009

Para sobrevivir en el más allá

Para sobrevivir aquí necesito un río deshilado del azúcar fría,
algo de Pachamama
—no narcotizada—
para reinventar la horticultura
y un trozo de ti:
ojalá tu compañía.

También los libros comprados cuando existía el dinero,
no falten los diccionarios ni mis présbitas lentes,
el papel en blanco de los cuadernos usados,
el acopio de lápices de toda la vida
y cuando no haya ojos de sol, una buena memoria
para repetir los versos creados y hacer
otros imprescindibles
en esta neolítica situación.

Supongo que el fuego aún surgirá del choque de rocas
—a menos que la radiación las hubiera afectado de osteoporosis—.

Para sobrevivir en el más allá
me preparo cada noche enfrentando un fantasma quieto
mas cuando estoy dispuesto a todo
no aparece…
Entonces me siento vencido.

Te desconozco en la noche
ausente hermosura.
Por eso no te haré el amor sino hasta mañana cuando ya no te ame
hermosa Ausencia
¿serías tú la mar de mi regazo,
el resto de mi espacio?